Los caminos de la vida sorprenden con sus curvas con forma de pelota de rugby.

Algo de eso hay en la vida deportista y profesional de María José Etcheverry que, de jugadora de este deporte, decidió dar un golpe de timón y pasar a impartir orden desde su lugar de referì: “Si bien como jugadora estaba involucrada en todo lo que es el reglamento, me empezó a interesar mucho más y en el 2019 me animé a hacer el curso”.

Todo tiene su inicio, que es el primer paso que uno decide dar.

Pero también se encuentra el empujón necesario del otro, que llena de seguridad y permite avanzar con paso seguro: “La encargada del referato femenino me dio la confianza para que hiciera mi primer partido y desde ese día no he parado”.

Y en ese camino, los miedos se presentan y algunas diferencias quedan expuestas: “Como se vio este último fin de semana, puedo arbitrar tanto femenino como masculino. La diferencia que hay es en la cantidad de personas dentro de la cancha. Con femenino estoy arbitrando con 14 jugadoras y en masculino, generalmente, el plantel superior, son 30 hombres”.

Tiempos modernos

Los tiempos cambian, y eso también sorprende. Los jugadores masculinos siendo dirigidos por una mujer, pero también una mujer impartiendo justicia deportiva a todos ellos. Los temores existen, pero también se desvanecen ante las nuevas formas de ver y relacionarse con el mundo del otro: “La verdad es que tenía miedo de algún comentario machista del tipo 'Andá a lavar los platos' o “¿Qué estás haciendo acá?', pero no pasó nada de eso. De hecho, noté que los hombres son más disciplinados y respetuosos que las mujeres ante una decisión arbitral”.

Toda una experiencia que ahora hará una pausa obligada como consecuencia del nuevo avance de la pandemia y las restricciones de las últimos días. “Este fin de semana que pasó me tocaba seguro ayudar o dirigir con las juveniles, venía Bragado para Bolívar, pero se suspendió todo por las zonas, y ya vemos que nos vamos a quedar parados por un tiempo”.

Habrá que cuidarse. Habrá que quedarse en casa.

Por momentos pareciera que el mundo se vuelve a detener.

Pero en Bolívar hay una mujer arbitrando partidos de rugby, demostrando que el mundo, en realidad, sigue avanzando, a pesar de todo.