Fabiana Miranda-Directora

“El principal objetivo de nuestra modalidad, es promover y garantizar el derecho a una educación de calidad, desde una perspectiva de cuidado integralpara niñas y niños adolescentes y jóvenes, que es la forma de nuestras trayectorias.

Nuestro centro educativo número 802 María Elena Tremowillis de Demarchi es entonces un lazo social, un espacio de transformación que construimos a diario desde hace 50 años.

Aquí es donde dejamos nuestro suelo profesional con un compromiso pedagógico que se manifiesta cotidianamente construyendo vínculos, presentando las individualidades, las ideas, las creencias, con la convicción de que juntos, centro, familia y comunidad alcanzaremos los objetivos para nuestros niños.

Quiero agradecer a todas las autoridades presentes el orden provincial, el aspecto regional, el municipal y a todas las instituciones que nos acompañan, a la familia de María Elena a su hijo Ismael y a todos sus familiares. También a los alumnos de nuestra comunidad, a los exdocentes y auxiliares que están allí sentados, directivos, exinspectores y a los miembros de cooperadora. Porque gracias a todo el equipo que tenemos, los hoy podemos celebrar el 50° aniversario.

Por último, quiero agradecer a la comunidad de Villa de Diamante, por donde he transitado como docente con distintos puestos de trabajo por más de 20 años. En esta querida institución, porque aquí aprendí que educar es despertar el deseo en el saber, la voluntad en el proceder y los sueños en el mañana y mirar desde la humildad Porque en ese camino se entrelazan dos el niño y el maestro, donde se construye mutuamente en un vínculo amoroso en ese mismo hacer.

Gracias a todos por acompañarnos!

Graciela Lobosco Exdocente y Directora

Nos posicionamos apostando hacia el porvenir y al mismo tiempo miramos el recorrido. Cuando es una institución educativa la que celebra su aniversario, sin dudas recordamos su historia, sus hitos, sus progresos y todos ellos sustentados en el esfuerzo de aquellas primeras docentes que, con mucha dedicación, responsabilidad y con gran amor por lo que hacían, lo hicieron posible.

Tales así que orgullosamente se nombraban y se nombran: Soy docente de CEC 802 y ese momento no se conocía muy bien qué significaba para esta comunidad. Era simplemente el comedor de Villa del Diamante. Sin embargo, ese esfuerzo, ese trabajo cotidiano con cientos de niñas y niños y adolescentes que elegían formar parte de esta comunidad, dio sus frutos.

Hoy estamos aquí a partir de ese trabajo de este equipo docente que vuelvo a decirlo, día a día enseñaban, acompañaban, sostenían, se involucraban de la forma más amorosa de cuidado hacia el otro procurando que sea buena persona que elija estudiar, que aprenda a ser un ciudadano crítico y responsable que sea quien quiera ser mejor de sí.

Pensar en un CEC es pensar en lazos socio comunitarios que reúnen esfuerzo de enseñanza y que cuidan trayectorias vitales y educativas. Es reconocer sus vínculos con las familias cuando desde la posibilidad se estaba presente acompañando situaciones difíciles de redes socio comunitarias como esas familias y en ellas particularmente los niños, las niñas, sus hijos, nuestros alumnos pudieran ejercer plenamente sus derechos y vivir como eligieran, pero siempre en condiciones dignas de ser vividas.

Aprendimos mucho en nuestro paso por el CEC, profesionalmente porque todos los días teníamos desafíos que implicaban cuidados integrales desde la enseñanza, pero particularmente aprendizajes mutuos.

Crecimos como personas porque lo angustiante de algunas situaciones nos acompañaba más allá de las cuatro horas y media de cada jornada porque cuando la comunidad, particularmente la escuela y la referencia de nuestros alumnos los comenzaba a mirar desde sus posibilidades y veía en ellos un alumno, una alumna con deseo de aprender a su tiempo a su manera, pero reconocía cómo iba avanzando en un proceso de aprendizaje, sentíamos que también el equipo docente del CEC crecía junto con él o junto con ella.

Digo de manera, cuando en épocas de grandes crisis teníamos que hacer rendir el presupuesto del SAE para que cada uno tuviera lo que merece a diario y así se lograba porque teníamos un equipo de personas en la cocina, que hacía magia con tan poco, y la mesa se poblaba de niñas y niños.

Las docentes con ellos en ese momento tan pedagógico como es el almuerzo, el desayuno o la merienda. Las docentes al verlos entrar al cello ya sabían y predecían qué día tendríamos qué historia había vivido y cuánto afecto allí se desplegaba para alojar, para arropar, para hacer saber que valía la pena estar aquí y que de alguna manera todo pase.

Siempre estuvimos disponibles aún sin certezas, pero haciendo de esta institución un espacio de enseñanza y de cuidado, cuidados en el marco de una propuesta curricular que nos orientó a preservar la especificidad en el modo de acompañar las trayectorias escolares con propuestas didácticas que incluían a todos la enseñanza en diálogo permanente con las escuelas y las familias, pero sobre todo en diálogo entre nosotras como equipo docente de este CEC. Porque es la única manera que se puede trabajar en comunidad de prácticas. La educación está llena de pequeñas y grandes historias y narrativas que desafían los destinos marcados que habilitan otros futuros posibles y dignos. Es por ello que merecen ser contadas. Muchas, muchas de ellas acontecen en los CEC.

Hoy celebramos sus 50 años, ogullosamente la modalidad de psicología comunitaria y pedagogía social celebra su presencia initerrumpida en esta comunidad.

Celebremos al CEC

para que el porvenir lo siga reconociendo como ese lugar al que se desea volver.

Celebremos al CEC

En cada uno de sus proyectos socioeducativos.......

Audio: Radioshow 2/07/24

Fotos Gobierno de Bolívar