Jueves 12 de Junio de 2025

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NOTA CON AUDIO

11 de junio de 2025

Fran Chávez: "Las víctimas de los accidentes de tránsito no vuelven, ni el seguro ni el dinero reemplazan a las personas"

Fran Chávez nació hace 37 años en la ciudad de Córdoba. Desde los 18 vive en El Bolsón, provincia de Río Negro, donde cuando tenía 22 protagonizó un drama tremendo. La madrugada del 25 de enero de 2011 se desplazaba por la Ruta Nacional 40, kilómetro 1920, al volante de un Fiat Spazio. Se encontraba alcoholizado y el vehículo tenía las luces averiadas. Perdió el control y atropelló a cuatro mochileros que circulaban como peatones por la banquina opuesta. Eugenio Tretyakov, de 18 años, Juan Enrique Schott, 17, y Facundo Nehuén Marino, ídem, murieron. Jorge Arce, 18, sufrió heridas graves.

Fue condenado a cuatro años de prisión efectiva y diez de inhabilitación para manejar. Transcurrió dos temporadas en la cárcel y completó el tiempo de encierro en su domicilio. Entonces tomó coraje y dio un paso sorprendente. Propuso ofrecer disculpas de manera personal a los familiares de las víctimas. Enrique y Cristina Schott, los padres de Juan, aceptaron el encuentro, le dieron el perdón y le sugirieron difundir su historia para detener la violencia vial.

Transcribimos un segmento de la charla desarrollada en el Cine Avenida

Como verán, yo soy la persona y el responsable de la muerte de Wally, de Penny y de mi abuelo. Y en esta travesía titánica, de alguna manera, como decía ahí en el video, hay que evitar que siga pasando esto. Como decía en el video, a los 28 años entré en recuperación, fui un alcohólico y una adicta a la recuperación.

Mis récords son casi 7 años limpias, he tenido alguna recaída. Pero la voluntad de esos padres, la fuerza de esos chicos, me dan no sólo la fuerza, sino la obligación moral de levantarme. Soy una persona, quiero decir, de los más cómodos, pero debo ser de las peores personas, de las que comete más errores en la vida.

pub"No sé si tengo una debilidad por los errores o simplemente viví fallada. Pero acá estamos, limpia y sólida, sólo por hoy. Cuando yo me caí perdón en la piscina, yo ya hacía un año y medio que estaba limpia, había empezado a dar charlas en las escuelas secundarias"

Luego de eso, un par de años después, empecé con chicas de Estrellas Amarillas y en este tipo de congresos y demás, a tratar de llevar un mensaje porque me di cuenta de que a pesar de lo que hablaba yo en las escuelas, a pesar de estar limpia, a pesar de todo lo que ellas hacían, los índices de alcohol se disparan cada año más. Todos los años, como sociedad, consumimos más alcohol que el año anterior. Lo que yo trato de hacer es tratar de entender las condiciones que me llevaron a consumir alcohol de esa manera.

jicoPorque pienso que, viendo en los diarios, en los datos, es un factor común el consumo y el consumo que se ha sido de alcohol. Si hubiera menos personas que consuman al manejar, es decir si hubiese menos victimarios, naturalmente habría menos víctimas. Por lo que gradezco profundamente todo el esfuerzo que hacen, por el tema acá y por el laburo que hace la policía, los agentes de tránsito, acá la defensa civil.

Es sumamente necesario. Pero tengo la sensación de que nunca va a ser suficiente, a menos que como sociedad crecemos a entender qué función cumple el alcohol y qué es lo que termina tapando. O al menos eso me di cuenta yo en mi caso. Me di cuenta de que el consumo agresivo buscaba tapar cosas no dichas, cosas no resueltas, traumas, básicamente. El principal síntoma de alguien que está traumado es pensar que no está traumado. Y que hagamos no nos guste o no, los datos me indican que todos vivimos con niveles de ansiedad altísimos, con niveles de estrés altísimos.

utoNo hace falta estar en una guerra, no hace falta matar a nadie ni que muera ningún familiar tuyo para alcanzar el grado de estrés postraumático. Se puede producir a través de la acumulación de pequeños traumas, pequeñas incongruencias que se viven en la vida, pequeños maltratos que sumados a lo largo del tiempo nos dejan en un estado en el cual nos duele la psiquis, nos duele la mente. El problema es que, como decía, no nos damos cuenta.

Yo no me daba cuenta en ese momento. Y así veo que vivimos como sociedad. El dolor mental, el malestar mental, no es como un dolor de muela o como una quebradura, que tiene un dolor físico que es puntual en una parte del cuerpo y aplicando cierto tipo de terapia desaparece o se cura. El dolor psicológico se hace crónico, y como somos seres sumamente adaptativos, los seres humanos, nos acostumbramos. De hecho yo pensaba que no estaba traumada, que consumía alcohol porque quería o porque me gustaba.

Siempre les doy un ejemplo a los chicos de un documental que vi hace algunos años, en el cual entrevistaba a la gente en la noche en un boliche, preguntando a alguien qué era lo que más les gustaba de ese momento. Estaban los miedos en todos lados. Y la gente le decía, Madeline, no me tengo que levantar para ir a la facultad. No me tengo que ir a trabajar. No me tengo que levantar temprano. En este momento no nos importa nada. Es como que nos olvidamos de todo, y ninguna de esas cuatro cosas sucedieron ahí en ese momento. Es decir, no acordarte de lo que te pesa no es algo que esté sucediendo.

"No es el baile, no es la bebida, el sabor. Entonces, empecé a entender la función social que el alcohol cumple. El alcohol es una especie de medicamento o de anestesia para ese dolor psíquico que no sabíamos que teníamos"

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Nos alivia de las preocupaciones, del estrés, del trauma momentáneamente. Y nos produce, o sea, sentimos obviamente un placer, un bienestar. Pero más que venir en sí de la sustancia, proviene de aquello que la sustancia deja de lado. Bajan los niveles de constricción de sangre, que es la hormona del estrés. Bajan los niveles de ansiedad, bajan los niveles de preocupación. Nos desinhibimos, nos soltamos, nos sentimos más libres.

Entonces, ahí empecé a ver que a pesar de que como sociedad decimos que la vida es lo primero, hoy hago un ejemplo, hubo un pequeño choque acá con un auto frenado y el otro lo chocó de atrás despacito, se rompió para el golpe. Lo que uno dice frente a esos hechos generalmente es, no pasó nada, lo que se arregla completa se arregla. El problema es que la vida no se arregla completa.

No vuelven las víctimas de tránsito, por más que el seguro les pague la familia, o sea, la persona no vuelve más. Y todo indica, según los datos, que por más que nos empeñamos en la acción de que la vida es lo primero, vivimos en un sistema que ha cambiado de lugar las prioridades. Y hoy en día, la ganancia es lo primero, el dinero es lo primero.

Yo tengo una infancia traumática, mi padre era alcohólico, violento, me pareció un género que no es el que aparento. Y una serie de secuencias, que yo no sabía en ese momento cómo pensarlo en la cabeza, pero que yo encontré en el alcohol una forma de seguir. El problema es que esa forma de seguir no es viable a mediano y largo plazo. Es necesario que como sociedad reflexionemos, hablemos en nuestras casas, nos preguntemos por qué es lo que nos pasa realmente. Cuando vemos algo que es incongruente, que no coincide, lo nombremos, aunque sea incómodo.

“Ustedes son adultos en general. Yo le decía a los chicos hoy, háganle la prueba. Háganle la prueba de hacer una pregunta incómoda”

Están en una fiesta, en una casa, son anfitriones, porque ya llegaron, y viene gente que viene en vehículo y con bebidas. Háganle la prueba de preguntar, ¿Vas a manejar tu vuelta después de consumir eso que trajiste? Parece súper simple lo que estoy diciendo, pero van a ver lo complicado que es si

Porque siempre sirvió para brindar más alimento, comida y bienestar con menos esfuerzo. Para eso sirve hablar. Hablar es lo que nos hace humanos. No decir las incongruencias que vemos produce trauma psíquico. Nos guste o no nos guste, lo sepan o no lo sepan. Es así, no es una creencia mía. Lo dicen los datos, lo dice la ciencia. La misma ciencia en la que confían cuando se suben a un avión. Si el 50% de los aviones se cayeran, no consideraríamos seguro.

Pero es tan difícil de asimilar que es como si cada uno de ustedes hoy hubiera venido del auto con alcohol y yo les estuviera preguntando si van a manejar de vuelta. Se van a dar cuenta cuando se acuerden de mí en la próxima reunión que estén y tengan que hacer esa pregunta. Ahí van a ver lo difícil que es. Parece una voluntad lo que estoy diciendo, pero es sumamente difícil hacerlo correcto. Y por eso es que vivimos como vivimos. Porque el ser humano se adapta a todo.

“Yo estuve dos años en las peores condiciones que se puedan imaginar, torturada, maltratada, apuñalada. Vi mucha gente prenderse fuego, gente ahogarse”

He visto de todo. Y sin embargo, si al día siguiente yo tenía un cigarrillo, yo me sentía estable a gloria. Y yo miraba el lugar en el que estaba y yo decía ¿cómo me puedo sentir tan bien solamente por tener un cigarrillo? Somos adaptables.

Nos acostumbramos a todo, y eso ha sido instrumentalizado, ha sido usada esa gran capacidad humana de adaptación para que nos adaptemos cada vez a condiciones peores de vida. Porque siempre tenemos la esperanza de que todo puede mejorar.

Pero las cosas no mejoran a menos que todos hagamos algo. A menos que cada uno de los que estamos acá hablemos de estas cosas. No van a mejorar las condiciones de vida de la gente que no tiene nada. No van a dejar de haber víctimas viales. No van a dejar de haber violencia. A menos que hablemos de lo que duele.

Pero ahí está el tema. Duele, y a nadie nos gusta que nos duela nada........

gitopa

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