El triste hecho fue el 2 de mayo de 1982

Al momento del embarcamiento en el Crucero Héctor se encontraba haciendo el servicio militar obligatorio en Campo Sarmiento, durante ocho meses fue tripulante del Crucero realizando viajes por distintas partes de la costa de Argentina, y luego cuando el conflicto se desató el era parte de esa tripulación.

En la continuidad de su relato Héctor contó como vivió los días previos a ese 2 de abril en que inicio el conflicto bélico y destacó que el Crucero embarcó el día 13 de abril debiendo volver a solo un par de días por una falla que fue reparada y volvieron a salir el 17 de abril y si bien sabían que iba al sur desconocían casi la realidad de lo que estaba sucediendo.

Por otro lado, no dudo en decir que el barco está muy bien preparado para enfrentar la guerra, y recordó que él desde un inicio de tareas le tocó ser mozo y luego estar en la cocina atendiendo al comandante.

En este sentido dijo que la práctica que habían recibido tiempo antes, les permitió al momento del abandono del barco poder salvarse una gran cantidad de tripulantes, ya que como él mismo lo expresó que de 1093 casi 800 lograron volver.

Asimismo, dijo que la armada siempre se destacó por el buen trato y por ofrecerles todas las comodidades a los tripulantes y de esta manera aseguró que fue otro de los motivos que hizo que pudiera haber tantos sobrevivientes.

“Por un lado no podía creer que algo así flotara, después ya no podía pensar en que pudiera hundirse y finalmente llegue a tener un poco de miedo de que pasara porque la realidad es que ya después de tanto tiempo era como mi casa”

Al tiempo de recordar el triste momento del impacto que provocó las averías que derivaron en el hundimiento del crucero, Héctor contó que estaba preparando la merienda para los oficiales, y de repente quedo escorada y quedo totalmente descolocado de la situación que estaba sucediendo ya que no había anuncio de zafarrancho de combate y el día venia desarrollándose con total normalidad.

Siguiendo contó cómo fue la asignación de balsas para poder hacer el abandono del barco, y destacó que fue el momento más difícil que le toco vivir porque ya sentía la identidad de ser parte del Crucero.

Héctor también contó con mucha entereza como fueron los días que permanecieron en el mar viviendo en las balsas, como vivieron ver en primera persona como se hundía un barco de semejantes dimensiones y como sobrevivieron a las bajísimas temperaturas y como se alimentaron e hidrataron durante el tiempo que estuvieron esperando que los fueran a rescatar.

Aquí fue donde Héctor recordó que luego de más de 24 horas lograron divisar a la fuerza área que los descubrió a la deriva y desde ese momento solo fue esperar con mucha esperanza que volvieran a buscarlos. “Se nos hizo interminable ese tiempo hasta que llegaron a buscarnos, era un barco que empezó a rescatar gente que nos llevó hasta Ushuaia” Recuerda y no dudo en decir que su única secuela fue el frio que había sufrido ya que físicamente no sufrió ninguna consecuencia.

Como cierre de tan enriquecedora como movilizante nota Héctor solo pudo decir que se siente sumamente orgulloso como soldado y de haber podido defender la patria y remarcó que volvería a hacerlo sin pensar.

“Yo me considero un héroe de la patria pero más lo son los que dieron la vida por nosotros, además les digo a quienes puedan que hablen con los veteranos que así desean hacerlo porque lo que está escrito paso pero nada mejor que escucharlo de quien lo vivió”